En 1979 se lanzó al mercado un coche que marcó una época en Peugeot, el 505. Nacido como sustituto del también emblemático 504, su diseño es obra de Pininfarina.
Un diseño muy característico y que formó parte de otros modelos de la marca del león en la época, donde destaca el diseño de los faros delanteros. El interior también es obra de otro diseñador conocido, Paul Bracq, conocido por su trabajo en modelos de Mercedes y BMW entre los años 50 y 70; además de ser uno de los artífices de concept-cars de Peugeot como el Quasar, Próxima y Oxia.
Pero el Peugeot 505 no solo es conocido por su audaz diseño, sino porque fue el último propulsión trasera en la marca. El 505 fue concebido como un vehículo fiable y con capacidad de circular en pavimentos en mal estado, lo que le llevó a ser un éxito comercial en Asia, África o Sudamérica, alguna unidad ha llegado a recorrer 1 millón de kilómetros. En China se llegó a comercializar hasta 1997, vendiéndose 1.351.254 unidades. Otra de sus virtudes fue la capacidad de adaptación, se comercializaron versiones de ambulancia, vehículo policial, automóvil militar, coche fúnebre e incluso un pick-up de doble cabina; Dangel llegó a preparar una versión 4×4 asociada al motor turbodiésel de 110 CV.
En 1982 fue lanzada la versión familiar, que aumentaba el tamaño del vehículo hasta los 4,9 metros de longitud, lo que generó una versión más espaciosa. Pero no solo incorporaba espacio, también un concepto muy actual, la modularidad; permitía disponer de 3 filas de asientos y acoger hasta 8 pasajeros.
Se fabricó en Francia, España, Chile, Egipto, Argentina, Nueva Zelanda, China e India. De la planta de Vigo salieron 146.216 unidades entre 1980 y 1987.
El Peugeot 505 tiene también un hito nada desdeñable, consiguió ser elegido como vehículo de flotas de taxi en Nueva York y Los Ángeles. En 1984 se matricularon 20.000 unidades en EEUU, simplemente una berlina con la que Peugeot conquistó el mundo.