Corría el año 1941 cuando Peugeot presentó su primer coche eléctrico, el VLV. Francia se encontraba en plena ocupación Nazi, por lo que las penurias en suministros eran importantes. Uno de los principal es problemas era la disponibilidad de petróleo, que ya de por sí era escaso, se centraba su uso en la máquina de guerra alemana.
En Peugeot pensaron que un vehículo eléctrico podría ser una alternativa para sectores como el reparto de correo o la atención sanitaria. El VLV era una especie de cabrio biplaza de pequeñas dimensiones con una peculiar disposición del eje trasero con dos ruedas separadas por poco más de 30 cm. Una de sus características de diseño más relevantes, era que lucía un rayo en el frontal; sustituyendo al tradicional León de la Marca.
Su motorización eléctrica se alimentaba mediante 4 baterías de 12 V, desarrollaba una potencia de 3,3 CV y se podían recargar en cualquier enchufe de la época. El Peugeot VLV tenía una autonomía de entre 75 y 80 Km, nada mala para su momento. La velocidad ya era otro cantar, la punta máxima era de 36 Km/h, muy similar a un ciclomotor.
Las autoridades del régimen de Vichy prohibieron su producción hacia 1943. En total, se fabricaron 377 unidades de este modelo, que es recordado como un hito del automóvil ante las penurias de la guerra.