A partir del 12 de octubre de 2018 se introduce el nuevo etiquetado de los combustibles para vehículos y que afecta a toda la Unión Europea, los países del Espacio Económico Europeo; y también Macedonia, Serbia, Suiza y Turquía.
El motivo de este cambio es facilitar a los consumidores la identificación del combustible acorde con su vehículo, armonizando las etiquetas de combustible en los países anteriormente señalados. Esta etiquetas deberán colocarse en la tapa del depósito o lugar cercano al tapón de llenado de los vehículos (no afecta a coche anteriores), en los surtidores de combustible, en los manuales de uso de los vehículos y en los concesionarios. La etiqueta se introduce en los vehículos matriculados a partir de esa fecha aunque se introducirán antes debido al carácter obligatorio de la medida.
Estas etiquetas se verán en los vehículos y centros de repostaje cuando se trate de gasolina, gasóleo, gas en cualquiera de sus modalidades e hidrógeno.
Para vehículos de gasolina, el etiquetado consiste en un círculo con la inscripción “E”, seguido de una numeración; esta numeración identificación los biocomponentes del combustible.
En gasóleo el etiquetado es un cuadrado con la inscripción “B”, seguido de una numeración que indica el componente de biodiésel del combustible; además existe la la inscripción “XTL”, que significa diésel sintético.
Respecto al gas, se representa con un rombo y las siglas de la tecnología empleada.
Esta medida afecta a cualquier vehículo que utilice estos combustibles, no así a los eléctricos puros, los cuáles tendrán otro etiquetaje diferente en función de la carga.
Por último, esta medida es una más que se añade a la ya existente de distintos tamaños de los boquereles de gasolina y diésel.