En esta ocasión probamos un Citroën C4 Cactus con una motorización Puretech 1.2 de 82cv y en el acabado intermedio, Feel. El C4 es un vehículo curioso en cuanto diseño tanto exterior como interior y dentro de la gama de Citroën se sitúa entre el C3 y el C4 convencional, buscando un vehículo funcional y práctico; cuya orientación principal es el uso en la ciudad y sus vías rápidas.
Este modelo parte por poco más de 15.000 euros, tarifa oficial, un precio bastante competitivo. Dentro de la concepción peculiar del modelo, Citroën ha decidido eliminar equipamientos que denomina superfluos, con la intención de ofrecer mejor precio y reducir el peso del vehículo.
Diseño y exterior
El C4 Cactus tiene unas cotas exteriores que lo sitúan por debajo de los compactos, mide 4,15 m de largo, tiene una anchura de 1,73 m, una altura de 1,54 m. El modelo se basa en la misma plataforma que el C3 o el DS3, por lo que está más cerca de estos en cuanto a planteamiento.
El diseño exterior es diferente, tendrá sus detractores como amantes, pero hay que reconocer el intento de Citroën de comercializar un producto distintivo.
Destacan en el exterior la presencia de los Airbumps. Se tratan de unos elementos realizados en TPU con una cámara de aire que protegen de arañazos o pequeños impactos en la carrocería; se incorporan en los paragolpes y el lateral, cumplen con su función y hacen de elemento estético. Este es un elemento que refuerza el espíritu de práctico del vehículo y su reemplazo es económico.
Interior y equipamiento.
El interior del C4 Cactus nos ha dejado buen y mal sabor de boca. Nada más abrir las puertas, tenemos la primera sensación no agradable, las puertas no llevan las típicas gomas y su sonido al cerrar no transmite buenas sensaciones; tampoco podemos decir que los plásticos de las puertas transmitan sensación de calidad.
Tomamos asiento en el vehículo. Los acabados en general lo podemos catalogar como aceptables. La calidad y ajustes de los materiales son normales, abundan los plásticos duros, solo hay plásticos blandos en la parte superior del salpicadero. La calidad del interior en el C4 es muy superior, por ejemplo, obviamente es un peldaño superior.
La postura de conducción es cómoda, los asientos son acogedores pero tienen escasa sujeción lateral. El principal problema en la postura de conducción es que no disponemos de posibilidad de ajustar la altura del cinturón de seguridad ni la profundidad de la dirección para que fuera más óptima. En las puertas solo tenemos la botonería de las elevalunas delanteros, sin función un toque. Los retrovisores son de ajuste eléctrico situado en la parte inferior izquierda, fuera de la vista del conductor.
El espacio interior para el tamaño del coche es bueno, en la parte delantera ayuda el diseño minimalista del salpicadero, una persona de 1,85 va cómoda; aunque creemos que alguien más alto puede pasar apuros. En cambio, en la parte trasera el espacio es justo para tres adultos, recomendable solo dos, y que no sean muy altos, máximo 1,80-1,85 m, ya que sino tendrán problemas con la altura. Las ventanillas traseras son abatibles, un detalle peculiar, que se enmarca en la filosofía de este modelo de eliminar lo superfluo. El maletero es amplio, con 358 litros, podemos meter tres maletas de tipo cabina sin problemas por ejemplo.
El C4 Cactus incorpora una pantalla táctil de 7 pulgadas donde se controlan las funciones de climatización, el equipo multimedia, la conectividad, telefonía y el sistema GPS. Este sistema nos ha parecido aceptable pero muy mejorable. El principal problema es la lentitud en la reacción y la necesidad de realizar pulsaciones intensas para que reaccione a las órdenes que deseemos. Sobre lo primero es posible acostumbrarse, lo segundo nos parece más imperdonable, sobretodo cuando puede ser fuente de distracciones para el conductor. Al menos, desde el volante, el conductor puede controlar el sistema multimedia, de telefonía y el control/limitador de velocidad. El modelo contaba con el pack navegador, su funcionamiento durante la prueba ha sido correcto.
La instrumentación se ofrece en formato digital, muy minimalista, tanto que carece de cuentarrevoluciones; no entendemos el motivo que ha llevado a Citroën a eliminarlo. Ofrece muy poca información, si bien, se complementa con la pantalla de 7 pulgadas para mostrar información del trayecto y consumo.
Motorización
La unidad probada equipaba el motor Puretech 1.2 de 82cv de gasolina que es una motorización tricilindrica y atmosférica, vinculada a un cambio manual de 5 velocidades. Este motor lo hemos probado en otro modelos de la marca en todos los rangos de potencia, y se trata de una motorización noble y voluntariosa.
En este caso la versión de 82cv es suficiente para su uso en vías urbanas y se puede afrontar sin problemas carreteras secundarias/autopista. Debido al bajo peso del Cactus, 1.040 kg, la potencia no es insuficiente para un uso normal, pero no podemos esperar prestaciones significativas. Las cifras oficiales indican una velocidad máxima de 169 km/h o una aceleración de 0-100 km/h en 12,9 segundos.
En carreteras secundarias es recomendable llevarlo revolucionado para poder afrontar repechos o adelantamientos.
Pasando a los consumos, hemos obtenido cifras entre 6-6,6 litros a los 100 km en circulación mixta ciudad/carretera/autopista, lo que es un buen registro. Se pueden obtener registros inferiores a 6 litros en carreteras secundarias.
En Marcha
Hemos rodado cerca de 800 km con esta unidad por distintas vías y como en el caso del interior, tenemos elementos positivos y negativos. Lo que más no ha gustado ha sido el trabajo hecho con la suspensión, de configuración blanda, absorbe muy bien las irregularidades, no busca un comportamiento dinámico sino la comodidad de los ocupantes, y es un aspecto muy conseguido.
La dirección es un tanto blanda, que no “chiclosa”, ideal para ciudad, pero no tanto en carretera, prima la movilidad a baja velocidad.
El cambio manual de 5 velocidades tiene un tacto un poco impreciso aunque es fácil acostumbrarse de forma rápida, y a veces, transmite las vibraciones del motor.
La visibilidad desde el interior es buena en todo el vehículo excepto en la parte trasera, la luna es de pequeño tamaño lo que condiciona la visibilidad.
La sonoridad y el aislamiento son correctos, a bajas vueltas el motor no es molestia, revolucionado se oye perfectamente. En autopista hasta 120-130 km/h el ruido interior causado por el motor es aceptable y no es molesto; el trabajo para mitigar el sonido de rodadura es positivo en ese sentido.