35 Aprendices de la Escuela de Formación Profesional del fabricante checo han presentado un pick-up, el Mountiaq, basado en el Kodiaq. Se trata de un prototipo que destaca por su pintura de color naranja intenso y por incorporar elementos visuales, como la barra luminosa del techo y el frontal distintivo; además está equipado con defensas y efectos de luz especiales.
Los aprendices empezaron a trabajar en el nuevo prototipo en otoño de 2018, que les ha llevado 2.000 horas de trabajo. Una vez finalizado el diseño, la fase de producción en sí empezó en enero. El trabajo en la carrocería y la pintura se llevó a cabo de forma simultánea, para que los estudiantes pudieran completar el vehículo a tiempo para el plazo límite, fijado en el mes de mayo.
Empezaron reforzando la carrocería. A continuación, quitaron el techo del Škoda Kodiaq y diseñaron un panel trasero para la cabina, así como nuevas ventanillas y una luna trasera. La parte situada detrás de la cabina del Škoda Mountiaq dispone de una plataforma de carga con un compartimento de almacenaje oculto, situado debajo. Los estudiantes acortaron y ensancharon las puertas, ajustándolas para encajar en las proporciones generalmente más amplias de su vehículo. La apariencia del coche se redondeó con parachoques modificados delante y detrás.
El Škoda Mountiaq mide 4.999 milímetros de largo, 2.005 milímetros de ancho y 1.710 milímetros de alto. La distancia entre ejes es de 2.788 milímetros, y el vehículo pesa 2.450 kilogramos. Para mejorar sus capacidades off-road, los aprendices incrementaron la distancia al suelo del modelo único en diez centímetros más que en el Kodiaq Scout, alcanzando un total de 29 centímetros. Esto se logró, en parte, equipando llantas Rockstar II de 17 pulgadas, así como neumáticos especiales off-road con una banda de rodadura especialmente profunda. Las nuevas ruedas también aumentaron el ancho de vía del Mountiaq en tres centímetros. La motorización incorporada es un 2.0 TSI de 190cv de potencia.