En 1978 Mercedes y Bosch presentaron un sistema que iba a marcar un hito en seguridad, el sistema antibloqueo de frenos (ABS). Este año se cumplen 40 años de su invención. Fue presentado entre el 22 y el 25 de agosto de 1978 en la pista de pruebas de Mercedes en Untertürkheim.
Mercedes decidió rápidamente implementarlo en la Clase S (W116) desde finales de ese mismo año como un elemento opcional. En 1980 lo ofrecía ya como opcional en todos sus turismo, y en 1981 en todos sus vehículos comerciales; definitivamente en 1992 todos los turismo de Mercedes llevaban de serie el sistema ABS.
El fin de sistema era sencillo, aún en una frenada de emergencia, el sistema evitaría que se bloquearan las ruedas para mantener el control sobre la dirección; además el requerimiento es que funcionara en cualquier condición climática. En aquel momento el invento tuvo un impacto notable, no solo por la seguridad, sino que suponía la introducción de tecnología digital en el control de las reacciones de un vehículo.
El folleto promocional de Mercedes explicaba con estas palabras como funcionaba el ABS hace cuarenta años: «El sistema antibloqueo de frenos utiliza una computadora para controlar el cambio en la velocidad de rotación de cada rueda durante el frenado. Si la velocidad disminuye demasiado rápido (como cuando se frena en una superficie resbaladiza) y la rueda corre el riesgo de bloquearse, la computadora reduce automáticamente la presión del freno. La rueda acelera nuevamente y la presión del freno aumenta de nuevo, frenando así la rueda. Este proceso se repite varias veces en cuestión de segundos».
La historia de ABS en Mercedes se remonta a la década de 1950. En 1953, Hans Scherenberg, entonces jefe de diseño de la marca, solicitó una patente sobre un sistema para detener el bloqueo de las ruedas de un vehículo al frenar. Aunque ya existían soluciones similares en aviación (antideslizamiento) y en los ferrocarriles (protección antideslizante Knorr), el desarrollo en el automóvil era más complejo, con demandas especialmente altas en sensores, procesamiento de señales y control. Por ejemplo, el sistema necesita componentes para registrar la desaceleración rotacional y la aceleración de las ruedas sin error, incluso al tomar una curva, en superficies irregulares o en condiciones muy sucias, eran un problema para el funcionamiento de los sensores.
En 1966, la compañía comenzó a colaborar con el especialista en electrónica de Heidelberg Teldix, que más tarde se hizo cargo de Bosch. El resultado se estrenó en 1970, cuando Hans Scherenberg, presentó el sistema «Antibloc Mercedes-Benz / Teldix» analógico-electrónico a los medios; sería el ABS de primera generación. Y los resultados fueron buenos, ya que el sistema funcionaba, pero se podía mejorar.
Los desarrolladores se dieron cuenta de que un controlador digital era el enfoque correcto para un ABS producido en serie: más confiable, menos complejo y mucho más potente que la electrónica analógica. En este sistema Bosch se encargó del desarrollo de la unidad de control digital. Nacía así en 1978 el ABS de segunda generación, el “abuelo” de todos los sistema de antibloqueo actuales.
El ABS no solo es un dispositivo de seguridad, sino que permitió la invención de otros sistemas que sin su existencia no funcionarían. Por ejemplo, los sensores de ABS son determinantes para el correcto funcionamiento del ESP y en todos los modelos actuales ambos sistemas trabajan al unísono.
Muchas vidas se han salvados y accidentes se han evitado, gracias a un sistema que ayuda al conductor a afrontar momentos comprometidos en conducción con más garantías.