Un diseño en forma de cuña, puertas en alas de gaviota y unos potentes colores naranja y plata. Estos eran los ingredientes por los que es recordado el Mercedes C111; un programa de vehículos experimentales revolucionario y futurista, que fue mostrado por primera vez en 1969. El proyecto daría sus frutos en el desarrollo de otros modelos pero tuvo más elementos destacables.
En la primavera de 1970, Mercedes mostró otra versión del modelo, el C 111-II, con un diseño más refinado y más cercano a una versión de producción en serie, aunque esa nunca fue la intención de Mercedes; aún así llegaron ofertas al fabricantes para comprar alguna unidad. El fin de este modelo, totalmente experimental, era probar elementos tales como la fibra de vidrio en la carrocería o la aerodinámica. Los resultado se plasmaron en el SL.
Pero quizás lo más significativo de este proyecto fue su motorización, el modelo presentado en 1969 estaba impulsado por un motor Wankel. A finales de los ´60 y en los ´70 muchos fabricantes se interesaron por este tipo de motorizaciones y desde 1962 Mercedes estaba experimentando con ellos.
El modelo de 1969 tenía una motorización con tres rotores, rendía 280cv, le permitía alcanzar los 260 km/h y tenía una aceleración en el 0-100 km/h de 5 segundos; unas prestaciones muy notables que aumentaron el interés de Mercedes por los motores Wankel. El modelo de 1970, incorporó una evolución del motor original, el DB M950 KE409, con cuatro rotores, alcanzado los 350cv; mejoraba las prestaciones del antecesor, ya que alcanzaba los 300 km/h y aceleraba en el 0-100 km/h en 4,8 segundos. Ambos motores utilizaban la inyección directa.
Pero todo este auge pronto se vino abajo por un motivo principalmente, el consumo. Los motores Wankel desarrollados tenían un consumo bastante superior a los convencionales debido a una baja eficiencia termodinámica; y aunque las motorizaciones eran suaves en el uso, más compactas y con un rendimiento en prestaciones óptimo, el consumo mandó los diseños a un cajón y se canceló el proyecto de estos.
El jefe de pruebas del proyecto C111 declaró años más tarde: “Nuestro motor de cuatro rotores con inyección de gasolina representó el cenit de lo que se podría alcanzar con este concepto de motor. Pudimos resolver los problemas en la refrigeración y la mecánica del motor por medios técnicos. Pero el principal problema del concepto, su bajo grado de eficiencia termodinámica, se mantuvo. Debido a las cámaras de combustión alargadas y no exactamente compactas, el ahorro de combustible fue deficiente, lo que resultó en un alto consumo de combustible y en emisiones de contaminantes inaceptablemente altas. Estos inconvenientes eran inherentes al diseño».
Y es que en otoño de 1973 saltó la crisis del petróleo y los fabricantes necesitaban dar una respuesta a esta incidencia. La idea era clara, los desarrollos de nuevos motores tendría que ser más eficientes y buscar soluciones para reducir el consumo. En aquel momento parecía sencilla la respuesta, el diésel. Pero estas motorizaciones tenían problemas, eran lentas y ruidosas como para ser incluidas en un modelo deportivo.
En 1976 Mercedes presentó un C111 con un motor diésel. En las primeras pruebas los ingenieros instalaron un 3.0 de 5 cilindros, pero en el C 111-IID decidieron instalar el motor OM617LA que desarrollaba hasta 190 CV gracias al turbo; para situarnos en la época, el motor diésel en producción del Mercedes 240D 3.0 rendía 80 CV.
En junio de 1976, el C111-IID fue probado en la pista italiana de Nardo. En el transcurso de 60 horas, cuatro conductores establecieron un total de 16 récords mundiales: trece de ellos se aplicaron a automóviles con motor diésel y tres a automóviles en general. Durante las pruebas se registró una velocidad promedio de 252 km/h. Todo estos desarrollos serían la base de los motores turbo diésel que Mercedes se desarrollaría a partir de aquel momento.
El C111-II continuó siendo utilizado como plataforma de pruebas, en 1977 se presentó una nueva versión más aerodinámica; en 1978, llegó el C 111-III otra vez con un motor diésel pero con la aerodinámica del modelo anterior y un motor que desarrollaba ya 230 CV, el resultado alcanzaba 300 km/h.
Los ingenieros de Mercedes siguieron trabajando, llegando la última versión en 1979, el C111-IV. Ya no incorporaba un motor diésel, sino un gasolina 4.8 l V8 que rendía 500cv y llegó a alcanzar 403,978 km/h. Este modelo quedaba lejos del diseño visto en el modelo inicial.
Los modelos experimentales C111 nunca vieron la luz como modelos de producción, pero su desarrollo sirvieron de base a numerosas tecnologías que fueron posteriormente aplicadas a modelos de serie del fabricante alemán; el C111 es el reflejo de una época en la que Mercedes buscó salirse de lo establecido para innovar en el vehículo del futuro.