Mazda ha presentado su primer coche eléctrico, el MX-30, un SUV con un guiño al pasado reciente de la marca, incorporando unas puertas «suicidas» al estilo RX-8.
Pero más allá de lo estético y lo anecdótico, lo importante en un vehículo eléctrico es la autonomía. Mazda anuncia aproximadamente unos 200 km de autonomía bajo el ciclo WLTP gracias a una batería de 35,5 kWh. No destaca precisamente en este apartado, por lo que podría ofrecer un precio competitivo a costa de la autonomía. Lo que no ha anunciado Mazda, es por una parte, la potencia entregada por esta motorización, aunque se estima que se situará en la franja de los 130-150cv. Mientras que tampoco sabemos los tiempos de recarga de la batería.
La elección del nombre nos recuerda al mítico MX-5 y es que Mazda señala que la designación MX únicamente la utiliza para vehículos revolucionarios; y para Mazda un eléctrico puro es todo un cambio. Las dimensiones de este nuevo eléctrico son de 4.395 mm longitud, 1.795 mm de anchura y 1.570 mm de altura, por lo que se configura como un SUV de tipo compacto.
El Mazda MX-30 incorpora el conocido sistema G-Vectoring Control (GVC) pero adaptado a las características del motor eléctrico. Este sistema utiliza el motor para mejorar el comportamiento del chasis. Así, adapta el par motor en relación al movimiento de la dirección, con el fin de controlar las fuerzas G laterales y longitudinales.
Pasando al interior, vemos que a diferencia de otros modelos de la marca nipona emplea diferentes materiales, como el corcho. Otros modelos de Mazda destacan por el uso de símil de piel o piel en asientos, puertas o salpicadero. En este modelo no vemos nada de eso, por lo que parece que Mazda ha querido darle un toque «verde» al modelo.
Finalmente, el Mazda MX-30 llegará a los concesionarios en la segunda mitad del año 2020.